Los ESMALTES son una composición vítrea formada principalmente: por silicatos, boratos, aluminatos y diferentes óxidos de cobre, manganeso o hierro que aportan el color al esmalte. El esmalte puede aplicarse en diferentes consistencias: en forma de polvo humedecido, en seco y como pasta oleosa; esta última es muy adecuada para trabajos más cercanos a la pintura al óleo. Existen diversos tipos de esmalte: opaco, transparente y opalescente, así como el de fundente para esmalte.
ESMALTAR quiere decir aplicar el esmalte, ya sea por procedimiento húmedo o seco, sobre un soporte de metal y proceder con la pieza u objeto así preparado a la cocción, introduciendola por espacio de algunos minutos en un horno especial llamado mufla a una temperatura que puede oscilar entre los 700º y los 1000ºC. Es por esta razón que a esa técnica se la denomina esmaltes al fuego sobre metal.
Esta operación puede repetirse tantas veces como sea necesaria hasta obtener el resultado deseado.
De esta manera el metal queda cubierto de una fina capa de esmalte que lo embellece, lo protege y mantiene su brillo indefinidamente.
Aquí tenemos un ejemplo del resultado del esmalte. Es una placa decorativa que posteriormente se enmarcó para hacer la función de cuadro. Su base es cobre, y lleva varias técnicas y aplicaciones diferentes: esmalte en seco, húmedo, pintado (vitrificable) y también lleva cristales de vidrieras fundidos, que para mí es lo más interesante de la pieza, puesto que tienes que tener un especial cuidado en su realización.
